Mantener una piscina en perfecto estado, es una tarea necesaria, tanto si tienes piscina en casa como si disfrutas de ella en espacios públicos, es importante que conozcas por qué varía la temperatura de su agua y cómo llenarla de manera adecuada. Para esto último, te recomendamos nuestro servicio de transporte de cubas de agua en Málaga. A la hora de darnos un chapuzón, a todos nos encanta que el agua de la piscina tenga la temperatura perfecta. Pero ¿sabemos realmente cuál es la temperatura adecuada? Lo primero es que, según el Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, en el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas: “La temperatura ideal del agua de una piscina se encuentra entre los 24 y los 30 grados centígrados”. Dicho esto, aquí te compartimos algunos de los condicionantes que van a definir esta temperatura.
Factores influyentes en la temperatura del agua de una piscina
Partimos de la base de que la temperatura puede variar según el tipo de piscina y su propósito específico. De ahí que, sea tan importante encontrar un equilibrio. Por ejemplo, una piscina destinada a actividades deportivas suele tener una temperatura más fría, ya que mejora el rendimiento físico. Sin embargo, la temperatura de una piscina recreativa o terapéutica es más cálida. Aquí, los factores, entre los que se encuentran:
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- Los colores. Por lo general e independientemente del material, los tonos oscuros absorben más el calor que los colores claros, por lo que aumentará la temperatura del agua.
- El viento. Si la piscina está expuesta a corrientes de aire, el viento refrigera la superficie del agua y contribuye a su enfriamiento.
- La luz solar. Si la piscina está ubicada en una zona protegida del viento y recibe una exposición solar constante, es probable que la temperatura se mantenga en un rango ideal. Por el contrario, si está en la sombra, el agua tiende a estar más fresca.
- El clima. En climas más cálidos, el agua se calienta más. Mientras que, en climas más fríos, puede disminuir la temperatura.
- El diseño y el material. Las piscinas enterradas conservan mejor el calor que aquellas que son elevadas y desmontables, que pueden experimentar una pérdida de calor más rápida.
- El tamaño y la forma. Una piscina pequeña, al ser su volumen de agua menor, se calentará más rápidamente que una de mayor tamaño.
- El nivel de aislamiento. Si la piscina está bien aislada, ayuda a mantener una temperatura regular. Por el contrario, la falta de aislamiento provoca una fluctuación acelerada de esta.
- La actividad. Un alto nivel de actividad dentro de la piscina genera calor.
¿Cómo medir la temperatura del agua de una piscina?
Para medir la temperatura, es clave contar con un termómetro específico para piscinas. Este se introduce bajo el agua y se deja durante unos segundos hasta obtener el resultado.
¿Por qué es importante hacer esto? Principalmente, para intentar mantener el agua a una temperatura correcta, ya que los expertos nos recuerdan que a mayor temperatura, mayor es el riesgo de aparición de microorganismos.
No obstante, en caso de querer aumentar la temperatura, es conveniente regular los niveles de cloro, pH y alguicida para evitar que aparezcan bacterias y hongos.
Como has podido ver, el mantenimiento de una piscina no es una cuestión baladí. Hay que prestar especial atención.
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