A nivel mundial la agricultura representa el 70% del consumo de agua, realidad que ante la escasez de agua de ciertas zonas, ha hecho que la capacidad de adaptar la agricultura y los hábitos de consumo, se haya incrementado con eficacia en los últimos años: bien sea produciendo un tipo de cultivo u otro según la zona y condiciones climatológicas del lugar o ajustando la producción a nivel de agua disponible para el riego en la zona.
La humedad ambiental, el tipo de cultivo, la media anual de precipitaciones al año y los aspectos del terreno (drenaje y alturas, tipo de suelo y aprovechamiento de especies nativas) son factores claves a la hora de decidir el cultivo que se producirá concretamente en una zona.
A nivel mundial, el arroz y el trigo son los cultivos que consumen más agua que el resto de los cultivos. Este alto consumo se debe principalmente a dos factores:
- El arroz y el trigo son los cultivos más comunes en todo el mundo, y por ello, proporcionan una rentabilidad significativa por el uso de agua, más que cualquier otro tipo de alimento.
- Se trata de alimentos cultivados en agua que requieren la máxima hidratación por tonelada. Como consecuencia de ello, se han desarrollado técnicas de producción más eficientes y creado cepas que sean más resistentes a las sequías.
En contraposición encontramos el girasol, la batata dulce, el mango, el fríjol, la maracuyá o la guayaba, alimentos que en su cultivo requieren poco agua y se adaptan muy bien a terrenos secos y, como consecuencia de ello, se adecuan muy bien a épocas de sequía.
Sin embargo, el impacto de la sequía es diferente en cada cultivo, esto significa que si la escasez de lluvias se presenta durante la formación de granos, por ejemplo, estos crecerán menos. Asimismo, la calidad nutricional del grano es inferior.
En ciertas ocasiones, a pesar de tratarse de cultivos que se adapten muy bien a zonas con sequía, se contratan servicios de suministro de agua no potable en Málaga para su riego. Principalmente, en estaciones que puntualmente han sido muy secas y el agua natural de las precipitaciones junto al agua destinada al regadío no es suficiente para la producción exitosa del cultivo.